26 julio 2017

Frasco por Suramérica - 15 - De Huancayo a Lunahuaná

Hace rato que me aburrí de escribir el blog. Pero hay veces que simplemente algo merece ser escrito y a uno no le queda otra más que cumplir el deber.

Saliendo de Huancayo

Gracias a mi necedad de no querer repetir pasar por una misma carretera si hay alguna vía alterna, terminé en la Ciudad de Huancayo. Con un frío del carajo salí en medio de la presa de la mañana con destino a la Reserva Paisajística Nor Yauyos-Cochas. La carretera que pasa por el centro del parque nacional sale eventualmente a la Carretera Panamericana al sur de Lima. Y aunque todo me hacía suponer que seguro iba a ser una interminable trocha de lastre curveando por las montañas, era preferible explorar una ruta nueva a tomar la Carretera Central que me llevaría directo a Lima, pero por la que ya había pasado.

La pampa de altura andina.

Y luego se empieza a bajar hacia el lindero del río.

La gran sorpresa fue encontrarse una calle asfaltada. Angosta, de un sólo carril para dos vías, sin demarcación alguna pero sin huecos. Por algunos tramos el asfalto está totalmente destruído y la carretera pasa a lastre, pero aún así el lastreado es bueno.

Se sube por varios pueblitos hasta llegar a una pampa y por fin se abre el típico páramo andino. Por ahí se camina por varios kilómetros hasta dar con el punto más alto de la carretera. De ahí la carretera empieza a seguir el curso de un pequeño río, que se mete en el punto más bajo entre los cerros. Lo que al principio es el bajo del río luego se convierte en cañón y luego abre paso a pueblitos en medio de los cerros.

Muchos de los pueblos de la sierra son así. Casas de barro y calles angostas de polvo.

Ya desde el fondo del cañón.

Y de pronto el cañón se abre y tas! Un pueblito.

En toda la sierra peruana es común encontrarse a los campesinos paseando a sus vacas, cabras, ovejas, alpacas, burros, cerdos y perros.

Caída del ángel y templo escondido

Eso decía el pequeñísimo rótulo de madera al lado del camino. Como no me urgía llegar a ningún lado, parqué el carro, me puse las botas y caminé los 100 m de subida hasta la cascada. Bonita, sin duda, detrás hay una gruta a la que no me quise meter porque el agua parecía profunda. Y en la base de la cascada había ofrendas y sacrificios al dios de la cascada.
 
Cascada "Caída del Ángel"

Y así se ve la cascada desde atrás.

La gruta detrás de la cascada.

Las ofrendas de los campesinos. Flores, vasijas, frutas, licor...

Y un cordero...

Otro cordero y una gallina...

Y un pollito...

Luego uno pregunta porqué el agua en todo Perú nunca es potable. Si los campesinos andan dejando cadáveres de animales en las nacientes...

Cañón de Uchco

Después de la impresión del templo escondido, seguí por la carretera para encontrarme el Cañón de Uchco. Nunca he visto nada igual. Abrieron pasada por debajo de la roca al márgen del río. Impresionante.

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Nótese el ancho de la calle.

Se logra ver el río al lado?

Nótese además la altura libre sobre el carro. Si ud le tiene miedo a los derrumbes...

El resto...

Finalmente ya una vez se acaba el parque viene la bajada. La vegetación cada vez más propia del desierto costero. El río pequeño que la calle ha seguido desde la cima del paso ya ahora es un río grande, con represa hidroeléctrica incluida. Y finalmente se llega a Lunahuaná, pueblo turístico por el aprovechamiento del río para rafting, conocido acá como canotaje. Hablando con un empresario local, me dice que el 80% del turismo que recibe Lunahuaná es peruano, y que a pesar de que empezó hace unos 20 años como un destino favorecido por la clase alta limeña, en los últimos años han proliferado los agentes de tours informales que han bajado los precios y popularizado el pueblo como destino turístico.

Saber cuando hacer un túnel es a la larga más barato que cortar la montaña.

Sí, es alto el paredón.

Y ya del otro lado, camino a Lunahaná y el desierto costero.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Saludos mae

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.